Ahí estábamos: muy tranquilos siguiendo a Omolon y Rancor, disfrutando de un paseo por a orillas del río. "Disfrutando" es una palabra generosa teniendo en cuenta el sol abrazador, la arena que se nos pegaba a la cara y la transpiración. Nuestro aspecto ya no era el mejor y acabábamos de despedir a los guardadores.
"Voy a necesitar otra camisa... y afeitarme. Pareciera que estamos caminando hace días..." pensaba.
Nuestro disfrute terminó rápido cuando un grupo de criaturas salieron de la nada exclusivamente para atacarnos: un pájaro y un grupo de peces. Apenas se dejaron ver al salir y volver al agua que no era para nada cristalina, pero llegué a identificarlos. Qwilfish. Es fácil reconocerlos después de que uno te alla hecho ver las estrellas con una de esas puas mientras nadabas por alguna playa de Alola. Y venía directo a nosotros un recordatorio de ese evento.
/Resistencia de Rancor/
4d10
Por suerte Rancor fue mas rápido que mis reflejos.
-Gracias, pequeño.-
Levante la vista y ví como el ave intentaba atacar a Nico. El Onix ya estaba afuera y no iba a poder hacer mucho contra los Qwilfish. No tenía mas ideas.
-Rancor, hacé que ya no nos moleste el pájaro con huesos.- le dije a la serpiente de roca que parecía que estaba esperando esa orden porque ni siquiera sacó la mirada del ave cuando le hablé.
El intercambio de ataques se habia disparado, voces de los entrenadores se entrecruzaban en un caotico griterio rodeado de rafagas de viento cortante, ondas de sonido, hielo y rocas. A orillas del arrollo que separaba a los entrenadores de su objetivo, la batalla se habia librado cuando el Pokemon mas grande que los estaba atacando, esquivo un ataque y dio una vuelta en el aire de una forma agil y llena de gracia, el Manibuzz arremetia nuevamente contra el grupo de jovenes centrandose en la presa que tenia mas cerca, en este caso llendo directamente al entrenador del Onix. Surcando los cielos y esquivando a la gigantesca mole de rocas , el Pokemon volador se rodeo de un aura oscura y sus ojos brillaron de un tono rojo y violaceo. Preparado para recibir un ataque, el entrenador se cubrio como pudo cuando para empeorar la situacion, una rafaga de arena arremetio contra el rostro de los jovenes.
Los pokemon que estaban nadando en circulos en el agua saltaban dando salpicones y entornando sus ojos contra aquellas presas que veian invadiendo su zona desde el exterior, preparandose para atacar nuevamente mientras las puas en sus lomos comenzaban a brillar de forma tenue con el sol. Pronto, aquellos destellos quedaron tambien opacados por un torbellino de arena que arrazo la parte opuesta a donde estaban los entrenadores, barriendo la superficie del agua y obligando a los Qwilfish a regresar a las profundidades. Desconcertados, los entrenadores se cubrieron con los brazos mientras que la Mandibuzz que estaba a pocos metros de Kileo a punto de liberar su ataque, repentinamente cayo al piso.
Extrañados, los entrenadores se acercaron y chequearon que la criatura estaba dormida. No se habian percatado hasta aquel momento, pero un torbellino de arena ahora los estaba rodeando, encerrandolos en el ojo de una suerte de tormenta. Un extraño, pero relajante sonido salia del mismisimo viento, parecia un ruido algo tosco y rudimentario, pero ritmico, como si se tratara de un cantico, llevado hacia todas las direcciones por las ondas de viento de la tormenta.
No llegaron a reaccionar cuando vieron a 5 figuras cubiertas por pesadas capas del otro lado de la tormenta, con los brazos extendidos, de alguna forma parecian estar recitando un canto mientras arriba de cada una de ellas, una criatura volaba con ojos iluminados en una luz celeste. No pudieron reaccionar mucho mas , ya que sus ojos pesaban y sus musculos se rindieron ante un cansacio que no sentian desde hacia meses.
Los entreandores cayeron presa de un profundo sueño, junto con sus Pokemon y el Mandibuzz que los habia atacado momentos antes.
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Despertaron confundidos, y con una extraña sensacion de falta de aire. Algunos despertaron de forma normal, mientras que otros, como Ibaraki y Nitta se vieron obligados a despertar del sobresalto al sentir el peso de un pequeño Zorua que saltaba de uno a otro divertido. Los entrenadores, se encontraban en una habitacion circular, con unos colchones puestos en el piso en semicirculo. Las paredes, de un ladrillo grande y de apariencia viejo, estaban recubiertas de extraños simbolos. Al inspeccionar, vieron que estaba todo iluminado de una forma muy tenue por unas velas y el piso del lugar era de la misma piedra de las paredes, pero repleto de arena en varias partes. En medio de aquellas camas, el Mandibuzz que los habia atacado ahora dormia tambien placidamente con sus alas abrazando la pierna del pintor de Alola a quien casi atacaba hacia unas horas.
"Ese Zorua estaba con ustedes cuando los trajimos, asi que pensamos que estaba bien que los acompañe. Yo pense que el Mandibuzz los estaba atacando tambien pero mis hermanas dijeron que lo traigamos igual" Dijo una voz al otro lado de la habitacion. Era una chica, de no mas de veinte años, tenia el pelo trenzado hacia atras y una tunica marron con algunos simbolos similares a los de las paredes decorando las mangas y pies de su vestimenta. En sus manos, tenia una gran jarra de barro cargada de agua. "Quizas tienen sed, no?" Pregunto en tono amable dejando la jarra cerca de las camas. "Perdon, deben estar confundidos, me llamo Maria y..."
"...Maria, no molestes a...oh, ya despertaron, seguro los despertaste con tu griterio" Dijo una mujer mas alta, con una tunica similar a la de la chica pero con unos garabatos mas en sus mangas y dos trenzas en lugar de una. "Disculpenla, veran...Gran Abuela nos dijo que los vayamos a buscar, que seguramente ustedes conocian a los dos que encontramos hace unas horas en el desierto, vengan." La mujer les indico que la sigan por un pasillo muy oscuro apenas iluminado. "Cuidado, la arena es algo traicionera" Advirtio, perdiendose en la penumbra, mientras que la chica mas joven se quedo algo alejada para evitar que los entrenadores se pierdan.
Bajaron a paso lento y cauteloso, era verdad que las arenas eran traicioneras ya que en mas de una ocacion hundieron la pierna hasta la rodilla en pozos que parecian ser apenas profundos.
"Si se preguntan donde estamos...bueno, nosotras vivimos en estos tuneles por generaciones. Gran Abuela nos mantiene a salvo, ella conoce este lugar como nadie, tenemos todo lo necesario aqui." La chica los guiaba por aquellos tuneles bajando y bajando por intrincadas escaleras, en los pasillos veian distintas puertas que conducian a camaras oscuras. Cada vez que daban mas pasos hacia abajo, el aire se volvia mas escaso y dificil de respirar. "Estos tuneles eran una ciudad, hace...2.500 años, o eso dicen, Gran Abuela dice debe ser hace mucho menos, pero que igual son bastante viejos. Ella...no le gustan los forasteros, pero encontramos a uno muy malherido hace un tiempo y decidimos ayudarlo, pese a que las demas se negaron. Gran Abuela es amable, es algo estrica, pero no iba a dejarlo morir. Despues, dos mas vinieron...un hombre de pelo blanco y un chico colorado." Los entrenadores se miraron entre ellos al oir esa descripcion, ya que debia ser por seguro Maxwell, Cameron, y aquel hombre herido seguramente era Jaime. "Aqui, Gran Abuela, ya despertaron" Dijo la mujer que los guiaba, pasando una puerta que condicia a una camara mas amplia, alargada, con varias columnas grandes y un pedestal. Arriba de el, se encontraba una mujer de huesos anchos, cabello canoso y muy marcadas arrugas, tenia su cabello trenzado y un baston de madera que usaba seguramente para mantener el equilibrio. "Abuela Doba, ellos..."
A un costado de la camara principal, se encontraban Cameron y Maxwell, lucian algo cansados y con algunas vendas cubriendo heridas, pero por lo demas, bastante bien.
"Ah, ustedes son los forasteros. Supongo son sus amigos. Bievenidos. Este es...o bueno, era, el Sinodo de los Guardadores de Unova."
Relic Castle
La mujer delante de ellos, bajo los escalones del pedestal donde se encontraba. Dio una palmada en el hombro a las dos chicas que los habian acompañado y les hizo una seña de que podian retirarse. Las dos, saludaron amablemente a los entrenadores y se perdieron en uno de los tuneles aledaneos de la camara. El lugar era amplio, si, pero el aire dentro era denso y dificil de respirar, se preguntaron cuantos metros bajo tierra debian estar, y mas aun, si era sano que esten ahi. Al oir que aquel lugar pertenecia a los Guardadores, abrieron los ojos algo desconfiados.
"No se precupen, sus amigos ya me contaron todo sobre sus encuentros con otros Guardadores." Dijo la ansiana caminando con paso lento inspeccionando a cada uno, incluso tomanse la libertad de corregir la postura de algunos con su baston. "Cuando la gran parte de mi comunidad fue a Kalos, este lugar quedo en desuso casi. Nadie queria quedar encerrado en este lugar, sin ver la luz del sol, sin tener aire fresco, no?" Dijo la ansiana dejando que los entrenadores se reunan con Maxwell y Cameron antes de preseguir. "Pero quedamos unos pocos aqui, en esta comunidad vivimos...unas 20 familias. Pero nadie conoce este lugar como yo, asi que no suelo permitir que mis niñas vayan solas por los pasillos que no conocen, muchos pueden no volver. Vengan, les mostrare." Dijo la anciana caminando hacia una puerta lateral de aquella camara. "No voy a matarlos, valgame quien se piensan que soy!" Dijo apurandolos.
Los entrenadores, algo desconfiados, la siguieron. Para su sorpresa, y algo de panico, los tuneles bajaban y bajaban, puertas y puertas al costado de los pasillos con inscripciones ilegibles salian de cada lado a cada paso, escaleras hacia donde se mire. Pronto, los entrenadores entendieron que era muy posible para cualquiera perderse en ese lugar, y que no era exagerado pensar que alguien no pudiera salir de alli.
"Algunos tuneles se derrumbaron con el paso de los años, si...pero esta construccion conecta con cada rincon de Unova. O eso deberian, algunos pasajes quedaron obstruidos con los caminos de esas maquinas...subterraneos, no? Si, esos. Pero mayormente, se puede ir a casi cualquier punto desde aqui, si uno sabe que vueltas dar. Podria decirse que soy la ultima guardadora que queda en este lugar, el resto de la comunidad aqui son solamente...gente, sin interes en las cosmbres de los Guardadores. Y es mejor asi. No hay nada que guardar aqui mas que arena." Dijo con un dejo de tristeza, pasando sus manos por una de las inscripciones de las paredes. "Su amigo esta bien, estable, si. Pero no es recomendable que salga. Podemos cuidar de el hasta que sane, y despues lo ideal seria que salga de aqui. Su...estrella. Esta corrompida, eso dijo la curandera de la comunidad. Y eso...es peligroso para el y para cualquiera que este cerca. Veran, una estrella corrompida es una puerta abierta como cualquiera de este pasillo, pero lo que hay del otro lado..." La mujer hizo una pausa iluminando con su vela un cuarto a su lado. El tunel conducia a una habitacion, pero las ruinas habian caido y sepultado todo lo que habia alli, bloqueando aquel pasaje.
La anciana suspiro, nuevamente con un dejo de triteza y reanudo la marcha.
"Yo no puedo acompañarlos, pero si puedo ofrecerles una guia a donde vayan. No puedo dejarles usar estos tuneles a cualquiera, ya que si alguien con malas intensiones se enterara de ellos...bueno, mi comunidad se veria en peligro. Asi que a cambio de su silencio, les puedo ofrecer el pasaje seguro a donde vayan." La mujer les dijo dando una vuelta mas y metiendose en un cuarto. Los entrenadores la siguieron y para su sorpresa, estaban nuevamente en la camara con el pedestal donde se encontraban por primera vez.
La anciana Guardadora explicaba la historia y el propósito del túnel en el que nos encontrábamos detrás mío, pero poco a poco su voz se desdibujó a mi alrededor, volviendose distante mientras que yo tan solo miraba la profundidad de la oscuridad frente a nosotros, tan solo empujada por la luz que llevaba la mujer. Acá abajo, incluso los susurros ocasionales del viento que me había abandonado eran extinguidos completamente. El aire olía a lo agrio de la súbita ceguera, como mirar directamente hacia el sol, pero... lo contrario.
Miré abajo a mis pies, moviendo la punta, empujando contra la pila de polvo y tierra, marcando mis suelas. Después levante la mirada, hacia las incontables marcas de pasos de gente que bien podría ya estar muerta. Sentí una arcada, y me obligué a tragar y sacudir la cabeza.
Una vez, volviendo de mis malabares y shows públicos en Lumiose luego de un par de días de dormir en lugares extraños, abrí la puerta a lo que yo consideraba mi departamento y noté que mi roomie nunca se había molestado en abrir las ventanas. El lugar apestaba, no a nada desagradable ni particular, sino a algo estancado. Aire viciado hasta el hartazgo, una sensación igual a comer un pedazo de pan hecho hace una semana. Pocas veces me habré enojado tanto con alguien. Y ahora lo olía de nuevo, no tan concentrado, más disperso, pero eso lo hacía peor. No entendía como, definitivamente no era un instinto nacido de aquel viento que siempre me acompañó desde mi nacimiento, sino... lo que quedaba en su ausencia.
Allá en la distancia, bajo el horrible peso de aquel olor viciado, sentí algo mas. Un agitar de alas lejano, raramente, acompañado de algo casi... picante, como inhalar pimienta sin querer. Era... intrigante, casi me hizo considerar seguir el camino de los túneles, pero apenas la alternativa fue mencionada por alguien, decidí mandar la otra opción a la mierda.
-Con lo mucho que nos costó mantener la van, sería un desperdicio dejarla acá. Así que a menos que la quieran conducir por los túneles -...
Me di cuenta algo tarde de que capaz que algunos -yo incluído si estuviera en su lugar, que te voy a mentir- vayan a interpretar mi comentario como una propuesta seria, y decidí cambiar el tema. La anciana dijo algo más, algo que pareció desconcertar a Yannick visiblemente, pero yo simplemente bufé, quizá algo más fuerte de lo que quería.
-Y igual que los guardadores de Kalos, creen que tienen el derecho de decidir cuales puertas se mantienen abiertas y cuales no -. Apunté detrás mío a la oscuridad del túnel con una expresión agria, como explayando mi propio punto. Igual no tardé en arrepentirme de mi tono. -Igual me caes mejor que los otros, salvo quizás Kabir. Definitivamente mas que Akshara. Ahora, si no te molesta, me gustaría ver a nuestros amigos que estuvieron curando. Quiero darle un abrazo al doc.
Dios, que me pasaba? Mi propia voz sonaba tan desabrida, tan amarga acá abajo. De repente recordé la idiotez que hice en la superficie, atando el globo ese a mi dedo, y sacudí la cabeza con verguenza. Me sentía mareado.
-...Y le puedo echar un vistazo a Jaime, si nadie más quiere -, comenté. -Lo que sea que se le haya metido a su estrella guardiana, no le tengo miedo.
Demasiadas cosas, demasiados pensamientos, todos molestos. Quería respirar aire fresco, quería salir de acá, pero hasta que todos nos pongamos de acuerdo...
Tratando de mantener apariencias, formé una sonrisa que no se extendió a mis ojos y tiré otra, casi un susurro.
-Y por mí, me gustaría visitar la Celestial Tower -, dije. -Me pregunto como se sentirá tirarme desde la cima.
No recuerdo haberme despertado. Lo normal es no recordar cuando te dormís, pero a veces estas pesadillas tenían la tendencia de superponerse a la realidad. Un segundo estaba enfrentado con otra bestia, paralizado, apenas pudiendo respirar-- al siguiente estaba mirando el techo, el negativo de esa imagen todavía quemada en mis retinas.
Poco a poco fui recobrando control del cuerpo. Primero pudiendo mover los ojos, el residuo de ese terror bailando en la oscuridad en cualquier dirección que mirase. Segundo, respiré los más profundo que pude, tratando de calmarme. El aire se sentía pesado y árido. Sentí tierra entre los dientes cuando cerré la boca.
-Miren quién decidió unirse.-dijo una voz al lado mío. -Buen día.-
-Día y punto.- respondí, incorporándome en la... cama improvisada. Me pasé una mano por lo cara y me limpié unas lagrimas cubiertas en polvo.
-Y punto-tot!- repitió el Chatot a mi lado. Al menos no lo perdí.
-Y bien gracias.- asintió. Lo noté más callado que de costumbre. -Los noquearon y los trajeron acá. De nuevo.- me explicó antes de que pregunte.
Miré alrededor de la habitación cerrada, aún mareado, a las Estrellas de los otros que la iluminaban junto con las velas. Ah, déjà vu completo.
Apenas podía distinguir los símbolos en las paredes, pero me sonaban de algún lado. Como sea, me daban una mala sensación. Todavía estaba intentando procesar todo cuando entraron unas chicas y nos dijeron que nos habían agarrado porque seguramente estábamos relacionados con otras personas que encontraron en el desierto. Suspiré algo aliviado. Max y Cameron seguían vivos, y Jaime seguía moribundo. Y los habíamos encontrado. Un problema menos.
Nos levantamos lentamente y nos guiaron hasta donde estaba su "Gran Abuela", caminando con dificultad sobre la arena. Me fui apoyando en las paredes para no perder el equilibrio, todavía teniendo ese presentimiento desagradable que no podía distinguir.
No tuve que ni sospechar porque apenas llegamos a su habitación, lo confirmó. Arceus, no hay una persona en esta región que no esté relacionada con los Guardadores?
Fui hasta donde estaba el doc y puse mis manos en sus hombros. -No vamos a separar el grupo nunca más.- sentencié. No especifiqué cuál grupo había tenido razón. Más cararrota imposible
Cameron parecía querer hablarme pero creo que se quedó callado después de ver mi actitud, y no dudo que Carlos debe haberle hecho alguna seña a mis espaldas. El fantasma que lo seguía no pareció notar que la miré, pero se veía algo perturbada, como Carlos.
La verdad no tenía ganas de seguir a la anciana. Nada contra ella, pero seguir caminando y tropezando en la arena, sumado a ir descendiendo cada vez más, no me hacía mucha gracia. Y parecía que a varios del grupo tampoco, sobre todo Nico. Qué tienen los Guardadores con hacer guaridas subterráneas? Juro que parece que quisieran darle razón a las teorías conspirativas más extrañas de Nadia.
-Su...estrella. Esta corrompida, eso dijo la curandera de la comunidad.- Me frené en seco ante esas palabras.
No no pero... anoche estaba bien. Bueno no, estaba envenenado, pero su Estrella estaba normal.
Siempre había asumido que el estado de sus Estrellas eran un efecto secundario de lo que sea que les haya pasado. Después de todo, si la Estrella es el reflejo del alma de una persona, está más cerca del aether que... de donde sea que vengan esas cosas, no? Durante el ataque de Lumiose me había parecido que esas cosas tenían una energía muy diferente a la que siento cuando veo fantasmas. Pero capaz era falta de experiencia, algo que no estaba captando.
Julia, el chico que atrapamos anoche, ahora Jaime... sus estados eran muy distintos. Afecta a cada persona diferente? O son por niveles?
Después de lo de Lumiose había hecho mi mejor esfuerzo para no pensar al respecto, a pesar de las pesadillas diarias el mes siguiente, hasta que Ian se mudó conmigo. Realmente no tenía ningún interés en averiguar más del tema, era algo que habíamos cerrado y ya.
Pero si no fue así, si sigue siendo un peligro, si no podemos simplemente olvidarnos del tema, tal como me dijo Nadia... si tenemos una responsabilidad en hacer algo al respecto, no se aplica aún más a mí, considerando lo que soy capaz de ver? Seguramente en parte era mi instinto a martirizarme, pero creo que el hecho de no poder escaparlo estaba despertando cierta curiosidad que había bloqueado a modo de supervivencia.
Julia había sido afectada por la profecía, o algo en las islas donde la descubrió. Evan... todavía estaba poniendo las piezas en orden, pero creo que Ian y sus amigos habían enfrentado una de esas cosas antes, si él era un Faller, ese chico debe haber sido parte del accidente. Jaime también era un Faller, sí, pero por qué su Estrella se corrompió ahora? Mi miedo hasta recién era que la corrupción fuera resultado de ser usados para abrir un portal, por eso le pregunté a Nitta qué les hicieron, antes de que nos ataquen esos pokemon. Pero si simplemente estar cerca de la muerte era suficiente para que suceda...
Si a Julia la pudieron usar para abrir esos portales en Lumiose, por qué Evan y Jaime no podían hacer lo mismo? Sé que eso era lo que estaba intentando hacer esa facción nueva de Guardadores, pero qué les falta? Por qué buscan a los Fallers con Estrellas sanas? Y por qué--
-Podría... hablar con la curandera?- levanté la voz, cuando me di cuenta que mi mente estaba yendo a mil por hora y no había dicho nada. -O podría usted explicarme cómo usan las Estrellas? Yo las puedo ver también. Ya nos hemos cruzado con otras personas con... Estrellas corrompidas y...- No supe cómo terminar esa oración, cómo explicarle lo que sentía, si siquiera era necesario. -Necesito entenderlo.-
Ignoré el Donphan en la habitación y rogué que nadie lo note. Lo que necesitaba entender no era realmente cómo hacen esas cosas para llegar a nuestro mundo. Al menos no más allá de curiosidad académica base que tengo sobre todo tema relacionado a las Estrellas. Qué tanto podría hacer para impedir eso? Si en parte era mi culpa por haber dejado que el doc y Cameron intenten salvar a Jaime solos. Aunque no quisiera admitirlo ni a mí mismo, ya lo veía como un caso perdido, y si quería buscar una cura, no era por ayudarlo.
Lo que me importaba era algo por lo que me venía castigando mentalmente hace rato, me importaba solo cómo afectaría a Ian.
Abrí los ojos confundida... estábamos en una pelea en... OUCH... una bola de pelos me golpeó en las costillas y saltó de nuevo hasta otra cama donde logré distinguir a Nitta, golpeándola en la panza... pero ella estaba... no... NONONONONONONOOOOO... no se que se me pasó por la cabeza en ese momento pero no podía dejar que esa bestia descuidada la golpeara ahí, tomé una pokeball vacía y me dí vuelta para arrojarla, pero me moví mal y caí de cara al piso, la pokeball de alguna manera llegó ahí antes que mi frente y se puso en medio, quedando totalmente destruida, por suerte el piso no estaba tan lejos y estando ahí sentí un peso en la espalda que se quedó quieto, perfecto, ya no iba a lastimarla.
Intenté levantarme y vi al resto del grupo, todos dormidos o despertando, Killeo parecía haber pasado la siesta acompañado... ese pájaro fue el que nos atacó en el desierto, al menos eso confirmaba que no estaba loca y había pasado.
-Ese Zorua estaba con ustedes cuando los trajimos...- y tal vez nos siga al fin del mundo, pensé -...Quizas tienen sed, no?- dijo la chica de túnica. Ese Zorua probablemente nos siga hasta el fin de este mundo y el siguiente si eso lo hace reír, me levanté dejando los restos de la pokeball ahí mientras verificaba el resto, Kiran, Mavis y la Koffing estaban en su lugar, una pokeball vacía y arena por todos lados, perfecto.
La verdad presté muy poca atención a lo que decían las mujeres misteriosas mientras nos mostraban el lugar, sequía y cuevas con runas, me estaba poniendo algo tensa, estaba extrañando el verde y las flores y el aire del bosque, la arena que se movía con el viento era lo único que me mantenía más o menos en calma. Mi atención volvió a la charla cuando dijeron encontrar a otras personas que debían ser...
-Cámeron... MAXWELL- no pude contener la emoción y me arrojé sobre el buen doctor, solo había pasado un día, pero sentía que no lo había visto en años, -perdón... perdón... no debimos irnos- estaba llorando, la preocupación por habernos ido, la felicidad por encontrarlo de nuevo, todo al mismo tiempo, ya no podía ni quería seguir conteniendome.
Debo haber tardado un buen rato en calmarme, pero por fin recuperé la compostura, aunque la alegría de ver a Maxwell de nuevo duró poco, la anciana nos explicó que era una Guardadora, o una ex-Guardadora según ella, pero que diferencia hacía, era lo mismo que un ex-asesino, ya no se dedica a eso, pero lo hizo antes. De nuevo eramos peones de guardadores, oferta de dejarnos ir a donde eligiéramos, seguro, dejar a Jaime a su suerte con ella, por lo poco que pude entender, agonizando, y víctima de esas bestias infernales, por supuesto, íbamos a irnos, sin más. Una brisa volvió a mover la arena, una arena que no se fue muy lejos, y se amontonó en un bulto cerca de la pared.
-¡No Arceus! ¡No! ¡No quiero que me transportes al pasado (o al futuro) para ayudarte en tu proyecto de reurbanización de Lumiose!-
Desperté sobresaltado de la pesadilla mas rara que haya tenido... Tardé unos instantes en recordar qué había pasado. Nos noquearon con algún tipo de somnífero. Terminar desmayados y en un lugar desconocido se estaba haciendo mas común de lo que me gustaría admitir, pero por suerte el resto parecía estar bien. Los despiertos al menos, como el Zorua que saltaba sobre Iba. Miré alrededor y por lo que pude ver (que era bastante limitado por lo tenue de la iluminación) era que estábamos en una especie de ruina antigua. El aire era pesado, así que se podía asumir que había poca ventilación. Un lugar bastante cerrado, por lo tanto, difícil de escapar si es que llegara la necesidad de hacerlo. Igualmente me daba la sensación (mi sexto sentido de detective, probablemente) de que no éramos prisioneros sino huéspedes.
Traté de reincorporarme, pero sentía el cuerpo pesado. No, mas bien solo la pierna. "No pensé que nos hubiesen sedado tan fuerte" pensé mientras me frotaba la pierna para aliviar mi "calambre".
-¿Plumas?-
Lo primero que toqué no fueron mis delicadas pantorrillas. En ese momento mi visión se terminó de habituar a la penumbra y pude ver qué era lo que habían alcanzado mis dedos: Un pájaro. Y no cualquier pájaro, la mismísima Mandibuzz que trató de atacarme hacía... bueno no podía saber hacía cuánto que dormíamos, pero ahí estaba, muy plácida usando mi pierna de almohada. Vi la oportunidad y pensé "¿por qué no?". Me estiré hasta mi valija intentando mover mi pierna lo menos posible para no despertarla. Metí la mano y saqué una de las pokeball que me quedaban. De la forma más delicada que pude, hice presión con el botón del aparato contra el pico del ave. La energía de luz roja iluminó por un segundo la habitación, la pokeball se sacudió tres veces y Mandibuzz siguió durmiendo en un lugar mas práctico.
-Vamos a ver qué hacemos con vos.- dije hacia la pokeball sabiendo que su nueva habitante no me oía.
Luego de que el resto despertara, nos guiaron por unos pasillos con unas inscripciones que estoy seguro que vi en "Historia del Arte". Algún tipo de runas o jeroglífico, pero se me escapaba en ese momento. Estaba mas pendiente de no perder un zapato en una de esas trampas de arena que en las figuras de las paredes. Mi atención se desvió aún mas cuando mencionaron que habían encontrado mas gente en el desierto. Crucé miradas con los demás cuándo mencionaron eso: Tenían que ser ellos.
En ese momento sentí como salía alguien de su pokeball.
-¿Qué pasa Artu? No sos de salir tan de imprevisto.- Lo veía mas activo de lo normal. -Son las ruinas, ¿no?¿te recuerdan a tu casa?- No había respuesta, pero como solo volaba orbitándonos no vi problema en que anduviera por ahí.
Al llegar a nuestro destino, Doba, esta Gran Abuela de la que hablaban, nos dio la bienvenida. Pero eran guardadores otra vez... Son peor que la humedad, cuando crees que ya te alejaste de ellos vuelven cual cardumen de Wishiwashi.
Mi humor mejoró un poco al ver que el Doc y Cameron estaban... bueno "bien" es una palabra relativa, digamos que me alegré de que estuvieran todavía. Quería acercarme pero Ibaraki se nos adelantó y preferí darles un poco de aire (cosa que no abundaba).
Doba nos condujo por un para nada reconfortante corredor que parecía las puertas a una muerte segura y nos iba contando cómo nos daba vía libre para llegar mas directamente a nuestro destino. Una buena entre tanta no tan buena. Esta "Gran Abuela" no parecía una amenaza. Para empezar si nos quisiera muertos ya lo estaríamos. Me di el lujo de bajar un poco la guardia con esta ex-guardadora, aunque sabía que el resto no iba a ser confiado. En el momento que la anciana mencionó el estado de Jaime, Arturo empezó a girar mas rápido pero sobre su propio eje.
-Hey hey hey, calma.- le dije mientras lo cazaba por una de sus "patitas" para que dejara de ser un trompo. -Eso te pasa ¿no?¿Estás preocupado por él? Tranquilo, en cuanto podamos lo vas a ver.- pude sentir en mi mano como dejaba de luchar y al soltarlo volvió a sus movimientos habituales de rebotar en el aire sobre superficies que no existen.
No se cómo me distraje tanto con el Unown pero estábamos de alguna manera en sala principal otra vez. Teníamos que decidir qué paso íbamos a dar luego.
-Creo que alguien tendría que salir a ver la Van, si, dejarla en un lugar seguro o algo, pero manejarla por acá abajo sería tan seguro como ir a lomo de Rancor...-
"Y por mí, me gustaría visitar la Celestial Tower. Me pregunto como se sentirá tirarme desde la cima."dijo Nico y me hacer click.
-Celestial Tower... ¡Cierto! Ahí es dónde Jaime nos dijo que se habían llevado a Celine. Puede que tengan a Ian y Sam también allá. Creo que es un buen lugar para empezar a buscar.-
Me levante sacudiendo el pantalón con ambas manos y mientras el polvo se convertía en una nube y se dispersaba por la habitación sentía como las pequeñas garras de Salem se aferraban a mi hombro para mantener el equilibrio. Me arqueé hacia atrás en un esfuerzo de estirar la espalda y sentí las garras hundirse más en mi tapado.
Nos miramos con Camerón y compartimos una mirada seria, la abuela nos había traído a estos túneles y por lo que entendimos Jaime estaba bien.
Estuvimos un tiempo en aquella habitación y para mi sorpresa todos entraron sin previo aviso. Parecía que hiciesen dos años que no los veía, y una parte de mi había temído muy en el fondo que no iba a verlos de nuevo, por suerte me equivoque.
Compartimos un abrazo con Nico, siempre con su sonrisa carismática, no creo que exista alguien en el mundo que pueda caerle mal este chico y cuando quise acordar lo tenía a Yan tomándome de los hombros aparentando una seriedad que ni el mismo se creía, me prometió que no íbamos a separarnos, le respondí con una sonrisa y otro abrazo, espero que no se sienta culpable, pero ya lo conocía a Yan, mataba una hormiga sin querer y se sentía culpable una semana o al menos era lo que me transmitía.
-Esto no es culpa de nadie- le dije un susurro.
La pobre de Ibaraki lloraba en una mezcla de emociones, me dio ternura, no podía creer que la pequeña podía expresarse tan efusivamente, por supuesto le devolví el abrazo.
-Todo esta bien Iba- le dije calmadamente con una sonrisa- Hiciste lo que creías correcto, y salió todo bien ¿vez? Cameron, Jaime y yo estamos bien, así que límpiate esas lagrimas y vamos a enseñarles a esos guardadores quienes somos.
Desempolvé mi viejo sombrero, no lo usaba desde Lumiose y lo sentí más grande de algún modo.
-Si tenemos que ir por uno de esos túneles quiero asegurarme que Jaime este bien Doba
Tener a alguien familiarizado con espíritus que no fuera Nicholas fue conveniente. La pequeña criatura, a pesar de su aspecto espectral, parecía sana y alegre. Dio un par de vueltas a mi alrededor, me atravesó rápidamente (a Telullu le gustaba hacer lo mismo para despertarme, y no, no es nada agradable) y se posó sobre mi cabeza. Luego desvaneció. Supuse que seguía allí de igual forma.
¿Tenía que pensarle un nombre...? ¿Acaso se iba a quedar conmigo?
No tenía mucho espacio para pensar por el momento, Yannick quiso hablar en privado.
-Um... Siendo sincera, no recuerdo. Recuerdo haber estado gran parte del tiempo dormida, y estuvimos encerradas también... Este.. ¿Eh? ¿Quiénes dos?
Lo mire a Yannick confundida. Notó mi cara, e inmeditamente me di cuenta de que se arrepintió de habermelo dicho.
-¿...siguen aquí? No, no, no, e-eso, eso es imposible. Si estuvieran aquí lo sabria.
Volteé a buscar a Nicholas, pero estaba totalmente metido en otro tema. Se supone que se habían ido. Es cierto que no tengo capacidad de sentirlos, o detectarlos o nada, y durante el tiempo que estuvieron nunca se hicieron notar. Por más de 10 años, nunca.
Pero aún así...
Sentí la mirada de Tellulu. Es verdad, tenía que dejar la cabeza en blanco.
-Perdón -le dije a Yannick intentando recuperar la compostura- Si quieres luego te explico, pero ahora no es momento...
Y de verdad no lo era. Un viento fuerte, brusco se acercaba, pero detrás de el otro, extraño, pero a la vez familiar. Había muchos matices de él que no podía describir, sin embargo sentía que lo conocia de hacer tiempo.
Antes de que nos diéramos cuenta, todo oscureció.
Y despertamos en otro lugar.
Sobre mi cabeza estaba la mirada preocupada de la criatura recién nacida. Tellulu parecía molesta. Volvió sola a su pokebola. Galahad también estaba allí, supongo que salió solo en medio de la ¿tormenta? Para ver qué ocurría.
Creo que haberme quedado dormida era una de las mejores cosas que podía pasarme antes.
-Ya, tranquilo -dicho esto, volvió a su lugar. Mientras tanto, la criatura con forma de flecha sonrió y se desvaneció. Reconocí el rayo que la ingresaba su pokebola. ¿En qué momento se había metido a una en todo caso? ¿Y acaso yo tenía una libre? Misterios que no tendrán respuesta.
El sitio donde estábamos... no terminaba de agradarme.
Por un lado quería explorarlo, eran túneles con quizá milenios de años de antigüedad, con inscripciones que nunca había visto (si no recordaba mal), pero por otro lado, el aire se sentía... o no lo hacía. No podía sentir casi nada de aire. O sea, podía respirar sin problema, pero un lugar como este parecía haberse quedado sin corriente alguna, y no por su profundidad o naturaleza, se sentía más como si... se lo hubiesen quitado.
-Creo que no debemos separarnos de nuevo a menos que no quede otra opción. Voto por ir a Celestial, y rápido, si me entienden. No... -intente buscar alguna excusa- no tengo enegias para caminar.
Con tal de no quedarme mucho más tiempo aquí. Quizá en otro momento, en otras circunstancias... podría volver. ¿Habría forma de que este lugar recuperara su aire? ¿O estaba perdido para siempre?
Volteé a mis espaldas. Miré a la altura de mis hombros.
Nada. Absolutamente nada.
No tenía forma de sentir algo a mi alrededor, ni el aire de los túneles, ni la ventizca que acompañaba a mis pokemon antes de morir.
-¿Habrá forma de devolverle lo que les quité...?
Una expresión algo oscura se debe haber generado en mi rostro. Ahí estaban, de nuevo, esos pensamientos. La criatura pequeña apareció frente a mi de repente, ¿haciendome ojitos y sacándome la lengua? Me reí.
El despertar en la arena no me era ajeno, más no entendía donde estaba hasta que vi los tallado familiares en las paredes de arenisca y mi corazón no hizo más que emocionarse antes de entras en melancólica añoranza, estábamos en Relic Castle, estábamos en casa. Aunque desconozco en qué parte del lugar estábamos, pues es muy extenso y nunca llegué a explorarlo por completo antes de ser alejado de este lugar mis memorias de este sitio son dulces y consumidas por la nostalgia, pero las memorias infantiles debían esperar, pues estábamos ante presencias de extraños que aunque no se presentaran de manera hostil nunca debería faltar la desconfianza.
Junto con el resto seguí con cautela a las chicas por los pasajes del antiguo castillo que aunque deteriorado este sitio mantiene esa presencia imponente que tenia cuando joven. Sus túneles y escaleras recorríamos mientras mis dedos rozaban con añoranza por la textura nostálgica de las paredes talladas en tiempos ancestrales y las memorias que evocaba de mi compleja infancia como las escondidas que jugaba con fogosa y los pokemons de la zona hasta que el sol caía, cuando me arropaba la cálida aura de Volcarona hasta que sueño llegaba o cuando imitaba a otros pokemons tratando de replicar sus ataques aunque parecía un juego infantil, pero en verdad era una acción desesperada de un niño por ser aceptado entre seres diferentes a él.
Tras la travesía por las ruinas llegamos ante su líder la gran anciana que nos contaba que este lugar fue el sínodo de Unova cuánto tiempo han estado aquí y estuvieron cuando todo pasó y si estaban como es nunca los vi o porque fueron tan fríos como para ignorar el llanto de un niño y el último grito de una madre desesperada, me sentía que debía preguntar para calmar mi duda, pero sé que la respuesta podría no agradarme y el dolor de esas dudas infantiles que con desesperación trató de abandonar de mi mente.
Solo continué mientras miraba algo cabizbajo resignado, pues sabía que las respuestas no calmaría la tormenta que en mi corazón siempre ha estado y no seria prudente generar roses con estas personas.
Yo me pregunto pues no sé si debería pasar a visitar a Volcarona con las cosas como andan, no quisiera arrastrarla a esta situación, aunque quisiera presentarle a mis amigos y calmar su corazón de madre intranquilo después de nuestra partida lo mejor es que me guarde mis sentimientos y prosiga en silencio y calma hasta saber que estamos seguros.
Me desperte sobresaltado, no esperaba para nada todo lo que había ocurrido. Rápidamente entre a revisar mi alrededor, me pude calmar al ver como todo el grupo estaba aca, de más esta decir que parte de mi calma fue al ver como el Zorua saltaba sobre ella e Ibaraki. También estaba en Mandibuzz abrazando a Kileo, convengamos que estamos en alguna cueva sectaria, es lo que menos me sorprende.
Gira mi cabeza al escuchar una voz extraña, era una chica y claramente sectaria. Quede en silencio escuchando lo que tenían que decir mientras buscaba mis cosas, solo por si algo pasaba. Después de todo fuimos secuestrados, de nuevo. Por lo menos estamos casi todos.
Me sume ultimo a seguir a las chicas mientras caminábamos por unos túneles, me sentí bastante más ansioso al escuchar que max podría estar acá al igual que nosotros. Apurarme era inútil, más de una vez termine hundido en la arena, usar borcegos no siempre es una buena idea.
No me sorprendí mucho al escuchar las palabras de la señora, todo indicaba que estábamos de nuevo metidos con los guardadores. Estaba aliviado de habernos reunido pero lo que nos habian contado de Jamie... No seré un experto en el tema como el rommie, de hecho jamás me interesé en mucho de este ocultismo, pero crecí con una de las personas más especializadas y hasta yo sé que con esas cosas no se juega. Jamie es una variable peligrosa que no podemos cargar en este momento.
Me acerque a Nitta, parecia estar más relajada a pesar de todo.
-Ja, ja, eres muy graciosa, Thorgerd.
-Asi que ella es el nueva miembro de la familia.- Dije acercandome.- De mi no te vas a poder escapar tan fácilmente.- sentencie mientras mis ojos brillaban de un tono verdoso.
-A veces pienso que los fantasmas te gustan más que yo.- Bromee con Nitta antes de irme.
Me acerque al roomie, estaba preocupado, lo sé.
-Necesito entenderlo.-
-Necesitamos.- sentencie poniendome a su lado, si ibamos a evaluar dejarlo teniamos que saber a que nos enfrentabamos en este caso antes de decidir que curso de acción tomar.
La anciana guardadora guardo silencio mientras en la gran camara donde se encontraban, mientras algunos de los entrenadores lucian visiblemente incomodos por lo oscuro y opresivo del ambiente subterraneo, la anciana se centro especialmente en Nico y Nitta por un momento, y con una expresion casi maternal levando su mano. La mano, arrugada y con visibles marcas del paso del tiempo, llevaba distintos anillos, todos ellos de distintos metales que lucian opacos. Pasaron unos segundos de silencio con la anciana con sus ojos cerrados, parecia estar muy concentrada. Entonces, una fresca rafaga de aire entro desde cada una de las puertas laterales de la camara donde se encontraban. Casi como si fuera la primera vez en sus vidas que respiraban aire fresco en sus vidas, los entrenadores sintieron sus pulmones volver a la vida, aliviados. La anciana bajo su mano y la corriente se detuvo, la mujer lucia agotada.
"Disculpen, a veces olvido que la gente no esta acostumbrada a este encierro." Dijo la anciana jadeando mientras de una de las puertas laterales, dos chicas y un muchacho con tunicas beige y blancas entraban. Las tunicas eran distintas a las que habian visto de los guardadores de Kalos, siendo de una tela mas liviana y con menos colores. El hombre incluso parecia tener unas zapatillas normales, dando una apariencia bastante mas casual que la que tenian sus compañeros de Kalos. Los recien llegados, traian con ellos una camilla bastante rudimentaria con ellos, sobre ella, podian ver a un Jaime durmiendo, cubierto con vendajes y algunas hiervas sobre algunas de sus heridas. Doba, la anciana, saludo a los recien llegados, quienes le devolvieron el saludo de forma cariñosa. La mujer, abservo una ultima vez al grupo y comenzo a caminar hacia uno de los tuneles. "Nuestra comunidad esta a su disposicion, pueden estar aqui el tiempo que necesiten"
Yannick , preocupado, consulto a la guardadora antes de que esta se retire sobre la posibilidad de ver a la curandera. Los recien llegados incercambiaron miradas y Doba asintio, dando a entender que les daba permiso de llamarla.
"Tengo entendido, joven...que una estrella contaminada o corrompida, es una herida abierta. Y una herida abierta que sigue sangrando lentamente." Dijo la anciana mirado a Jaime, quien a pesar de estar durmiendo, tenia una expresion de dolor, y esporadicamente se movia. Una persona mas entro en el cuarto, era una mujer alta, con cabellos salpicados con canas pero de un porte imponente y facciones angulosas. La mujer, se detuvo delante de Doba e hizo una suerte de reverencia.
"Abuela, le dije que debe de hacer eso con la corriente...y recuerde..." La anciana detuvo a la curandera antes que siga, y le presento a los entrenadores, y disimuladamente le comento las consultas de Yannick y Nicholas sobre las estrellas. La curandera, asintio mientras la anciana dejaba la habitacion.
"Caminen conmigo" Dijo la mujer con un tono que si bien sonaba autoritario, invitaba tambien a confiar en ella. Los entrenadores dejaron a Jaime al cuidado de los 3 jovenes guardadores que lo habian traido en la camilla mientras caminaban. La mujer, con una tunica algo mas pulcra y estilizada, llevaba el cabello recogido y varias pulceras de metales similares a los anillos de la guardadora anciana. "Entiendo que tienen preguntas respecto a...sus amigos. Y aquellas estrellas." Dijo la mujer caminando por un estrecho pasillo, con distintas escrituras en sus paredes.
"Nosotros tambien tenemos muchas dudas respecto a las Estrellas, es algo que nadie jamas sabra como funciona a ciencia cierta..." Mientras la mujer caminaba, pequeñas particulas de luz se desprendian de su cuerpo, arremolinandose y formando una niebla de luz delante de ella. La luz, comenzo a tomar una forma. Una criatura con alas hizo un giro alrededor del grupo, por un segundo la imagen fue tan corporea que pudieron distinguir en su totalidad su cuerpo blanco con algunos pequeños triangulos rojos y azules en su pecho. El Togekiss se poso sobre el piso, iluminando el resto del pasillo y mostrando una escalera que conducia hacia el exterior. "Como seguramente la Gran Abuela les dijo, las Estrellas son...podriamos decir un reflejo de la persona, estan atadas a ella. Tambien son nuestra conexion al mundo." El Togekiss formado de luz y energia, volvio a levantar vuelo y desaparecer dejando el pasillo a oscuras. "Una estrella es...casi una extencion de nuestra conciencia. Incluso pueden recibir daño, asi como nosotros. Si uno es herido, la estrella tambien. Pero..." La mujer se detuvo y miro su antebrazo, cubierto por parte de la tunica. "Como seguramente sepan, su amigo fue herido y es...un nexo entre mundos, asi como mucha gente que fue herida hace dos años en Kalos. Lumiose, una ciudad entera de potenciales portales. Y mientras mas portales se abren, grandes o chicos, las heridas parecen volver a abrirse"
Algunos de los entrenadores se quedaron escuchando las palabras del a curandera de la comunidad, mientras otros aun seguian en los interiores de las ruinas acompañados de los jovenes que cuidaban a Jaime. Otros, en cambio, una vez escuchadas las palabras de la mujer, habian seguido por la escalera al final del pasillo de piedra. El viento y el sol de medio dia acariciaron su piel apenas salieron del lugar. Una enorme formacion de rocas cubria el lugar de los ojos de cualquier persona que pasara por esa ruta, aunque el paisaje era el de un desierto salpicado de rocas, nada que fuera realmente atractivo a los turistas.
A unos metros de donde se encontraban los entrenadores, se podia ver varios Pokemon recorriendo la zona de forma natural, que no prestaban mayor atencion a los jovenes. Pudieron ver un grupo de 4 Sandiles durmiendo cerca de unas rocas, asi como 3 pequeños Darumakas correteando y tropezando con la arena. A lo lejos, un grupo de Maractus tomaba el sol que les daba directamente en las flores de sus cabezas.
Atiné a bajar la mirada antes de que entren a Jaime a la habitación. No importó obviamente, como siempre esa presencia me asaltó de todas formas, más allá de los sentidos. Como estar encerrado con un cadáver. Sentí el nudo en mi estómago alargarse hasta mi garganta y por un instante me pregunté cuándo fue la última vez que comí. Tampoco podría comer nada ahora, lo primero que me hizo pensar esa ráfaga de aire que invocó la anciana, fue que quería volver a fumar.
-Era necesario traer esa cosa acá?- murmuré con más desprecio de lo que quería.
-Pon esa cosa horrorosa ahí o verás-tot!- cantó el loro todavía en mi hombro, en una voz que no reconocí. Qué películas había estado viendo. Bah, "viendo", seguramente Ian las ponía en el hotel y se quedaba dormido, como siempre. Al menos ese pensamiento me hizo sonreír por un segundo.
-Caminen conmigo.- dijo la mujer mientras salía del cuarto. Por suerte podíamos seguir la conversación en otro lado lejos de...
Cuando quise moverme para seguirla me di cuenta que había agarrado a Cameron del brazo en algún momento. Supongo que apenas entró Jaime, instintivamente debo haber buscado algún soporte físico. Lo primero que vi cuando lo miré fue su cara de incomodidad o de... no podía distinguir bien, me distraía demasiado su Estrella Guardiana. Un Froslass, como Ariadne. Me llamó la atención en el poco espacio que le quedaba a mi cerebro para procesar eso, no todos los días veo dos personas con la misma Estrella así.
-Epa.- escuché la voz de Carlos a la distancia.
-P-perdón.- murmuré, soltándolo cuando me acordé lo que estaba haciendo. Además de la vergüenza de que me vea así, la última vez que hablamos le prometí ayudarlo a controlar sus propios poderes. -Agradezcan que no pueden ver eso.- le dije a él y a Frost.
Dudé entonces si tal vez también fuera otra boludez mía, como los Phantump. Porque la verdad no sabía cómo la anciana podía estar tan tranquila sino.
Aunque claramente era una medium de un nivel considerable. Mientras caminábamos con ella, saco a relucir su Estrella. Era algo que había leído, creo en uno de los libros que Ms. Summers– que la madre de Frost me había prestado. Por lo que había entendido iba más allá de tus habilidades, tenía que ver con cómo te relacionas con tu Estrella.
No sé si yo sería capaz de...
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06/1992
When you realize the hand you hold with
Is opposite the hand it's supposed to be
-No entiendo.-
Los otros cuatro del círculo miraron al joven musculoso, la luz de la fogata no permitía distinguir si su expresión era de confusión o enojo.
-Por que se llaman Estrellas Guardianas si no... guardan...? Tipo, no protegen. Y de dónde sale la parte de estrella? No tiene sentido.- Se cruzó de brazos, su tono despectivo.
-Bueno...- El muchacho prendió un cigarrillo en las ascuas antes de volver a acomodarse entre las piernas del chico pelirrojo. -No me tenés que creer si no querés.-
-Nah boludo, ya a esta altura no puedo.- bufó. -Pero digo, dónde estaba ese "guardián" cuando yo lo necesité o el de Alan cuando su vieja se hace la loca?-
El muchacho miró hacia arriba como buscando ayuda, al chico que abrazaba sus hombros desde atrás, sentado en un tronco. Pero éste solo se encogió de hombros. -Y, tiene razón.-
Se rió un poco incómodo. -Eh... No— no sé, eso leí. Siempre se llamaron así.-
-Cualquiera, hasta nosotros le podríamos poner un mejor nombre.- decidió el joven.
-Callate que a vos te tocó algo cool!- bromeó la chica de ojos intensamente delineados. -Sabés cómo me quedé cuando me dijo que la mía era un moco?-
El joven soltó una carcajada demasiado fuerte. -Seh, imaginate si me salía el de Alola, viste lo feos que son?-
-Ni siquiera ahí.- Lo señaló con su botella de cerveza. -Esos son Dark por lo menos!-
-Vos sos tipo Dragón, de qué te quejás?- Imitó su gesto haciendo que las botellas choquen como un brindis.
-Para que me mate un tipo Hada? Olvidate, boludo!- rió antes de tomar un trago.
Él tuvo que dejar de tomar para no ahogarse mientras reía. -A Dark también lo mata Hada, emo de mierda!-
Del otro lado de la ronda, la muchacha rubia miraba hacia el cielo sobre el río junto al que habían acampado, como buscando algo. -Yanny... Para qué sirven realmente esas cosas?- preguntó por lo bajo.
El muchacho pareció contento de al fin tener una pregunta que supiera responder. -Por lo que leí, quien tenga la Estrella de un pokemon legendario puede controlarlo, incluso dicen que el elegido lo podría atrapar.-
El chico colorado apoyó su pera sobre la cabeza del muchacho. -Y para el resto de los comunes qué nos queda?-
-Ehm...- lo consideró unos segundos. -Bueno, hay un par de fuentes que cuentan que algunos nigromantes poderosos podían invocar a su Estrella para atacar.-
-Nigromantes...- repitió la muchacha, abriendo los ojos. -Como vos?-
-No muy normal que digamos.- murmuró el chico distraídamente.
Perdió la sonrisa enseguida. -T-tampoco tanto. No sé si me definiría así? Definitivamente no tengo el poder para... levantar a los muertos, mucho menos invocar algo así...-
-Pero podrías llegar a hacerlo en algún momento.- insistió la rubia, su voz de repente mostrando demasiado interés.
-Quién, Yanny?- interrumpió el joven castaño con una carcajada. -Si ni tiene una Estrella evolucionada!-
Todos en el grupo se rieron. Menos el muchacho, que suspiró y tiró la colilla de su cigarrillo a la fogata.
-Dale,- el chico lo abrazó más fuerte, susurrando, -no te amargues, Yanny, es joda.-
When you realize the crew you roll with
Is actually what makes you anxious
~
Alguien con esas habilidades... en cualquier otro momento me hubiera encantado quedarme más tiempo, que me enseñara todo lo que sabe, de la misma manera la jodí a la madre de Frost en la universidad, en ese seminario. Casi me sentí como si tuviera 18 de nuevo y fuera la primera vez que podía sacarme dudas con alguien que realmente supiera del tema. Pero apenas podía pensar en las preguntas relevantes ahora mismo. Capaz... cuando termine todo esto... si es que...
Sacudí la cabeza tratando de poner mis pensamientos en orden. Prioridades.
Miré el pokemon volar a nuestro alrededor, que tenía marcas similares al bebé del doc. Si bien entendía perfectamente que las Estrellas eran básicamente el reflejo del alma de una persona, no había considerado que puedan ser dañadas como nuestro cuerpo. Después de todo, incluso cuando se hace algo así o son invocadas para atacar, no dejan de estar dentro nuestro, según tenía entendido. Y por más que lo haya visto con mis propios ojos, me costaba aceptar esa conexión entre las heridas que los monstruos esos dejaban y un daño tan profundo a la esencia de una persona; no era proporcional. Hacer el salto entre la corrupción por la que había pasado Julia, y la idea de que fuera algo que pudiera sucederle a cualquiera. Todos los que salieron heridos en el ataque de Lumiose...
"El Faller de Shallour"
Respiré profundo, intentando evitar que mi cuerpo entero tiemble.
Sin pensarlo hablé. -Todos los que llaman Fallers... tienen el potencial de esto?- Me costaba siquiera considerarlo, más aún decirlo. -Dijo que los portales lo exacerban, pero no había notado nada raro con la Estrella de Jaime anoche, ni...- no pude evitar bajar la voz, la memoria demasiado clara en mi mente, -ni la de Ian cuando vivíamos juntos. Cuál es el punto de inflexión?-
La mujer me estaba dirigiendo su atención completa, me sentía aplastado por el peso de su mirada, la presión por hacer las preguntas correctas en lo que se sentía la única oportunidad que iba a tener de obtener respuesta directas.
-Hay... hay forma de arreglarlo? O de... no sé,- me pasé una mano por el pelo, sintiendo algo de pánico, -ralentizar el proceso cuando empieza? S-supongo debe depender del daño, pero, se puede cerrar esa herida? Tal vez no del todo, pero al menos contenerla?-
Pasé mi mano por el dije de la pulsera, tratando de calmarme. Estaría tan mal... si a Ian le pasara eso? Obvio que si llegábamos a este extremo, yo no podría estar cerca de él. O tendría que encontrar alguna alternativa. Pero de ser como el chico de la plaza, Evan... al menos podría seguir con su vida. Era muy egoísta no intentar enfocarme en esa alternativa? Que incluso en el mejor de los casos me cause tanto rechazo?
-Hemos visto a gente... moverse a pesar de tener su Estrella así, un chico ayer. Por qué él estaba bien, pero Jaime y Julia— ustedes se enteraron de lo de Julia? Es una larga historia.- Me reí nervioso. -Pero... por qué los afectó diferente?-
Por cómo cambió su expresión ante la última pregunta, pude asumir que tampoco tenía respuestas en cuanto a eso.
Aprovechando el momento de silencio, Frost preguntó sobre cómo usaban las Estrellas para abrir portales. Lo miré sorprendido. Por un lado, hubiera esperado que capaz él entendiera eso, con todo lo que su madre sabía y seguramente le había intentado enseñar. Por el otro, me había dejado en claro que no tenía interés real en el tema. Pero la verdad era una buena pregunta— siempre asumí que eran planos completamente diferentes.
Supongo que no importa qué tanto sepas sobre Estrellas, lo que sea que estaba pasando con esos portales era territorio sin explorar. Y bueno, por algo nos llevábamos tan bien con Nadia en su momento. Ahora que había abierto esa puerta, no saber cómo funcionaba algo de esto me empezaba a molestar en el fondo, como una picadura que no puedo rascar. Qué tanto podía excusar esta curiosidad?
No entendí como, pero la anciana de alguna manera dejó entrar aire al lugar donde estábamos, fue más agradable que el ambiente cerrado en el que estábamos antes, lo extraño es que se sentía extrañamente natural, no como el viento empujado por un ventilador, era casi como estar afuera.
La anciana saludó a otros dos, que traían a Jaime en una camilla, se lo veía muy mal.
Yannick hizo llamar a la curandera, una mujer que nos llevó a otra habitación y comenzó a hablar calmadamente, nos explicó algo sobre estrellas y guardianes, había escuchado a Yannick y Nicolas hablar de eso antes, pero nunca lo pude entender bien. Mientras hablaba, una imagen apareció a su lado, parecía salir de ella, esa luz tomó la forma de un pokemon que no había visto antes, no era un fantasma, no era sólido, y tampoco parecía falso, no se sentía falso, sentía que estaba viendo a un pokemon vivo, pero era imposible, estaba ahí y al mismo tiempo no, no sabría explicarlo, pero sentía el peso de la situación en mi espalda.
Luego de un tiempo que no pude saber si fue mucho o poco, salimos afuera, en serio pensaban dejarnos irnos? dudé en salir por la puerta, temía que intentar salir activara una trampa o algo, además, irnos y dejar a Jaime... pero que opción teníamos? llevarlo con nosotros? en su estado?...
Nesecitaba pensar en otra cosa, lo que sea, sentía que apenas podía mantenerme en pie, como si cargara un montón de ladrillos en mi espalda, intenté dar un paso al frente pero tropecé y caí, escuché un golpe más detrás, abrí los ojos y vi algo moverse, de color verde oscuro, caminando hacia un montón de arena, gran parte de la cual se movió rápidamente hacía mi y se escondió en su pokeball.
Vi mi mochila, más vacía que antes y unos restos de cascarón de huevo tirados cerca, no se cuanto tardé en entender que ese pokemon que ahora estaba comiendo arena de un rincón era el bebé nacido de ese huevo... era mi nuevo bebé... mi tercero... Mavis y Siegfrid primero y ahora este pequeño... no sabía que era pero tenía idea de haber leido algo hacía tiempo, creo que era un cuento o algo por el estilo donde el protagonista tenía uno como compañero...
No tenía tiempo de pensar en eso, me levanté y tome mis cosas, me acerqué al pequeño que parecia estar disfrutando lo que comía, pero no podía quedarse aca, teníamos que irnos, lo levanté, notando que era bastante pesado para su tamaño, pero podía con él. -Vamos, hijo, nos van a dejar aca- su cara me decía que no tenía mucho interes en moverse o ser llevado, pero era un problema para despues.
Volvimos con el grupo, que nos recibió con distintas caras viendome cargar al pequeño, no tan pequeño. -Tu tía, tus tíos y tu padre- dije señalando respectivamente, tomando unos segundos más en el último. -Podemos irnos antes que me explote la cabeza por favor?- ya en serio necesitaba alejarme de este lugar y dejar de pensar por un rato.
Me senté en un roncón de la van con el bebé a la falda, necesitaba un minuto de silencio antes de que la vida me bombardeara de nuevo, preguntas, muchas preguntas, respuestas que no podía entender, estrellas, portales, monstruos, otro bebé en mis brazos, que era? como llamarlo? la pokeball de Mavis sacudiendose, ahora no linda... Solo un minuto de calma...